VII Ciclo de Cine “La química en nuestras vidas” – 2017
Esta nueva edición del ciclo” LA QUÍMICA EN NUESTRAS VIDAS” intenta acercar a los espectadores a tres temas de gran interés en el mundo que nos rodea.
- La música.
- Los transportes.
- El deporte.
La primera proyección habla de música. Música de Glenn Miller.
La calidad de los instrumentos de cuerda y su musicalidad no sería posible sin una buena madera tratada y conservada mediante lacas, pinturas y barnices. El conocimiento de los componentes químicos del barniz es decisivo para los lutieres que saben del secreto de su composición analítica.
Las cuerdas frotadas que inicialmente eran unos biopolímeros fabricados con tripa de animales, fueron substituidas gracias a la química moderna por polímeros artificiales como el nylon. Posteriormente se usaron las cuerdas metálicas recubiertas con varias capas de polímeros naturales o sintéticos, hasta llegar al uso de una película en espiral de politetrafluoroetileno (PTFE) alrededor de una cuerda metálica, que mejora la resonancia en la vibración en las guitarras.
Los instrumentos de viento usaron desde sus comienzos metales de bronce, plata y oro. Los modernos tienden a ser de latón, aleación de cobre y cinc y a veces galvanizados con plata níquel, oro y cobre. Finalmente, la percusión de cualquier material tiene su referencia, en las membranas de pieles de animales, adecuadamente curtidas mediante un claro proceso químico.
El segundo film nos aproxima a los transportes por tierra mar y aire. Qué decir de los 800 millones de vehículos que mueve cada día la química. Tres cuarta partes de los materiales de cualquier automóvil son productos químicos.
Casi todos los materiales de los trenes, aviones y automóviles que se fabrican en el mundo son en gran parte productos investigados, descubiertos y desarrollados en el ámbito químico. Las tres cuartas partes de cualquier automóvil son productos químicos. Cualquier combustible que posibilite los desplazamientos obedece a una formulación química indispensable por su eficacia y sostenibilidad. Es lo mismo que sean ingenios de combustión o eléctricos. Un químico siempre ha sido consultado antes.
¡Que magnífica idea sobrevivir en el desierto utilizando mediante destilación el agua de los anticongelantes de los circuitos de refrigeración del aeroplano!
En la última película la proyección con una película que resalta los valores humanos en el deporte que nos permite ensalzar la lealtad, la ética, la honradez y la familia.
Hoy día, los balones de fútbol alcanzan velocidades inimaginables en otros tiempos, es debido a que la química ha incorporado materiales más elásticos y resistentes como los elastómeros. Muchos recordamos aquellos balones de cuero cosidos y con una bolsa interna de goma, con una boquilla que se cerraba con una pinza y se introducía en el interior antes del uso de las válvulas.
Un balón de fútbol genérico de alto nivel es prácticamente impermeable gracias a una capa termoadhesiva exterior. Está fabricado mediante una estructura multicapa basada en poliuretanos especiales. La capa exterior puede tener una estructura superficial con pequeñas erupciones para que le den una mayor superficie de contacto y aseguren un toque optimo con la bota del jugador. Esta granulación está formada por un éster de policarbonato con base poliuretano que le suministra una magnifica protección frente a la abrasión.
La capa del balón inmediatamente inferior es alifática, con dos componentes y un alto contenido en solidos para proporcionar alta resistencia y una extraordinaria elasticidad. La capa siguiente, de aproximadamente 7 milímetros en de espuma de poliuretano sintético, compuestas por millones de resistentes microceldas de tamaño uniforme y llenas de gas. Estas microceldas son responsable de la alta capacidad de recuperación de la forma de la pelota después del impacto y aseguran unas excelentes características de vuelo durante la trayectoria del balón.
En el futuro aquellos proyectos de gran alcance para el desarrollo de la ciencia, tanto básica como aplicada, serán multidisciplinares y por lo tanto será rutinaria la aportación de los diversos enfoques de la ciencia para construir un sólido argumento que permita progresar en el conocimiento apoyándose en una evidencia hasta entonces desconocida.
Me viene a la mente mientras escribo estas líneas las ondas gravitacionales como último hito expectante que nos introduce en la nueva era exploratoria del descubrimiento de las grandes verdades ignoradas en el universo profundo. Estas ondas no dejan de ser las parientas ricas del espectro electromagnético donde también se sitúan modestamente nuestras cotidianas ondas acústicas sensibles a nuestro oído en el rango de frecuencia que nos permite emitir y escuchar la vibración en el aire de una cuerda de violín, una nota de trompeta o un redoble de tambor.
La química es indispensable para emocionarse al escuchar un adagio inmortal, oír el lamento, de una trompeta en el silencio o también escuchar el golpeo de los tambores en algún momento supremo.