Viaje alucinante

Temática: La sangre

Año: 1966

Director: Richard Fleischer

Reparto

Stephen Boyd, Raquel Welch, Donald Pleasence, Edmond O’Brien, Arthur O’Connell, Arthur Kennedy, William Redfield, Jean Del Val, James Brolin

Sinopsis

Los Estados Unidos de América y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) han conse­guido un hito en la historia de la ciencia. Un equipo encabezado por el científico James Bennet ha logrado hallar una fórmula con la que cualquier objeto e in­cluso las personas pueden ser miniaturizadas hasta un tamaño ínfimo, prácticamente microscópico. En principio, el tiempo estaba limitado a 60 minutos, tras los cuales los objetos volvían a su estado original. Cuando el científico se dispone a presentar su ha­llazgo ante las autoridades norteamericanas, su­fre un intento de asesinato y queda en coma. Un equipo multidisciplinar encabezado por pilotos, médicos y cirujanos serán miniaturizadas y, a bor­do del submarino Proteus, tratarán de salvar la vida al profesor desde el interior de su propio cuer­po, navegando a través del torrente sanguíneo.

Química y Sociedad

Todos sabemos cómo es la sangre… ¿Pero sabemos qué es?. Su color rojo se debe a la presencia del pigmento hemoglobínico (la hemoglobina de los glóbulos rojos) contenido en los glóbulos rojos, pero su composición química es algo más compleja. Para entenderlo podemos empezar explicando que la sangre es un tejido líquido que recorre nuestro organismo, de la cabeza a los pies, a través de los vasos sanguíneos, transportando células, nutrientes y todos los elementos necesarios para realizar nuestras funciones vitales. la sangre también nos defiende de las infecciones.

Para cumplir con todas las funciones cuenta con diferentes tipos de células suspendidas en el plasma. Todas esas células sanguíneas se fabrican en la médula ósea durante toda nuestra vida y, según esté nuestra salud, se fabricará más o menos cantidad. Por ejemplo, ante una hemorragia aumenta hasta siete veces la producción de glóbulos rojos y ante una infección aumenta la producción de glóbulos blancos. La sangre pues es un tejido renovable en el cuerpo humano, pero no se puede fabricar fuera de él y tiene fecha de caducidad, por eso es tan importante que los centros de salud tengan reservas de sangre obtenidas, generalmente gracias a la generosidad de los donantes. Las transfusiones salvan miles de vidas todos los días en el mundo.

La cantidad de sangre está en relación con la edad, el peso, sexo y altura. Una persona adulta tiene entre cuatro y cinco litros de sangre en su cuerpo, aproximadamente el 7 por ciento de su peso. En todos los seres vivos la sangre tiene las mismas funciones, aunque no sea idéntica. Nacemos con una sangre que pertenece a determinado grupo y nuestro organismo sólo acepta ese tipo de sangre. Al igual que el color de ojos, el grupo sanguíneo, lo heredamos de nuestros padres. Los sistemas más conocidos son el ABO, que integra el grupo A, B. AB y O) y el Sistema Rhesus, conocido como Factor Rh. (Positivo o Negativo). En cada grupo étnico predomina un sistema.

Además de estos hay otros 32 grupos sanguíneos más, también clasificados por letras.

Pero… ¿De qué se compone la sangre? De cuatro elementos principales, los glóbulos rojos, también llamados hematies o eritrocitos. Tienen forma de pelota de baloncesto aplastada. Transportan una substancia química llamada hemoglobina que lleva a su vez el oxigeno que respiramos a todas las partes del cuerpo. Fundamental para vivir.

Los glóbulos blancos, o leucocitos, defienden al organismo contra las infecciones virales y bacterianas. Cuando estamos sanos hay menos cantidad que cuando enfermamos.

Las plaquetas, o trombocitos, impiden las hemorragias en cualquier lesión y favorecen la coagulación de la sangre y cicatrización de las heridas, Sin plaquetas sería muy difícil contener la sangre de una herida.

Y el plasma, que además de servir como transporte para los nutrientes y las células sanguíneas, contiene diversas proteínas y hormonas. La mayor parte de este líquido amarillento, un 92 por ciento, es agua… y el resto son sales minerales, proteínas, azúcares, grasas, hormonas y proteínas.

La química de la sangre es lo que vemos reflejado, en las analíticas, que nos informan, con sólo una pequeña muestra, del correcto funcionamiento de nuestro cuerpo. Así, por ejemplo sabremos que unos niveles anormales de calcio, componente principal de huesos y dientes, pueden indicar problemas digestivos. Que un nivel bajo de Fósforo, puede acaban dañando huesos, músculos y nervios, o que un nivel incorrecto de glucosa hay que tenerlo muy en cuenta porque se trata del azúcar que procesan las células para darnos energía.

El equilibrio de sal y agua en nuestro cuerpo viene determinado por el valor que aporta el nivel de Sodio, y si no es el adecuado, puede deberse a que el corazón no bombea correctamente la sangre, o quizás porque los riñones no funcionan como debieran.

Estos dos órganos también pueden funcionar deficientemente si nuestra analítica no está en los niveles de referencia de potasio. Si el médico quiere averiguar el correcto estado de nuestro riñón pedirá unas pruebas adicionales a las anteriores, como el nivel de Nitrógeno de urea en sangre y el nivel de Creatinina.

Si lo que queremos saber es el estado de nuestro hígado, entonces, tendremos que buscar si hay altos niveles de enzimas que pueden indicar daño en el hígado causado por medicamentos, drogas, alcohol o hepatitis. Los análisis de sangre que aclararán al doctor la situación del hígado incluyen, por ejemplo, el de la bilirrubina, que es un líquido amarillo producido cuando los glóbulos rojos se estropean.

Pero ¿qué otros valores se miden en nuestras analíticas?

Si tenemos el ácido úrico muy alto, puede pasar que los riñones no puedan eliminarlo de la sangre.

La albúmina mantiene el equilibrio de agua en las células, les lleva nutrientes elimina productos residuales. Si tenemos un nivel bajo puede ser una señal de problemas de nutrición.

La tasa de sedimentación mide la rapidez con la que los glóbulos rojos se asientan en un tubo de sangre. Si es alta, hay algún tipo de inflamación, crónica o infecciosa. También es otro marcador de inflamación la proteína reactiva C.

La Globulina o inmunoglobulina mide la proteína en los anticuerpos producidos por el sistema inmune.