Stromboli
Temática: Química y volcanes
Año: 1950
Director: Roberto Rosellini
Reparto
Ingrid Bergman, Mario Vitale, Renzo Cesana, Mario Sponzo, Roberto Onorati, Gaetano Famularo
Sinopsis
Karen es una joven centroeuropea que, para escapar de un campo de refugiados, se casa con Antonio, un pescador italiano. Él la lleva a vivir a su lugar de origen, Stromboli, una isla volcánica situada en el mar Tirreno. Allí, Karen se sentirá aún más prisionera y fuera de lugar que antes, debido al inhóspito paisaje y a la hostilidad de sus habitantes
Química y Sociedad
Las erupciones volcánicas son uno de los espectáculos más impresionantes y impactantes que nos brinda la naturaleza…… fuego expresiones y vemos que evidencia la magnitud de la fuerza que reside en el interior de la tierra, aunque no somos el único planeta que los tiene. Venus, Marte incluso algunos satélites como la luna también cuenta con este tipo de sucesos.
Los científicos llevan muchos años estudiando estos fenómenos gracias a esta dedicación hay varios sistemas de predicción que nos permiten saber cuándo aumenta la actividad volcánica en una zona y con que intensidad. También podemos anticiparnos, a través de los satélites, a la formación de un tornado, o vigilar la actividad sísmica en zonas de terremotos. Pero el ser humano no es capaz todavía de frenarlos, sino tan solo de predecir y minimizar alguno de sus efectos. Para comprender algo mejor la actividad de un volcán como el que ha acontecido desde hace tres meses en La Palma, tenemos que comenzar por hablar de la estructura interna de la tierra… todo lo que se esconde bajo nuestros pies y que ha ido cambiando la forma de nuestro planeta de forma abrupta o suave a lo largo de millones de años.
Hasta la fecha sólo se han podido perforar, al oeste de Rusia, los 12 primeros kilómetros de la corteza terrestre. La prospección, que comenzó en 1970, supone menos de un uno por ciento del radio de la tierra, pero es sumamente complicado técnicamente profundizar más por las condiciones de presión y temperatura. Así pues, en el centro de la tierra, a más de 5.000 kilómetros bajo nuestros pies, seguirá siendo inaccesible a corto plazo.
De momento sabemos que la estructura interna de la tierra se puede definir de dos maneras. Mecánicamente, o químicamente. Atendiendo a esta segunda clasificación, vemos que está formada por tres capas concéntricas de diferente composición y dinámica; la corteza, el manto y el núcleo, que en conjunto forman la geosfera o tierra sólida.
La geosfera es pues la capa que comprende desde las rocas de la superficie hasta las zonas más profundas del planeta. Es la más gruesa y la que alberga la mayor parte de los materiales sólidos terrestres, es decir, rocas y minerales.
La geosfera se divide en tres capas según su composición, que desde fuera hacia dentro son: la corteza, el manto y el núcleo.
La corteza es la capa más externa de la Tierra, en contacto con la atmósfera y la hidrosfera. Su temperatura media es de 22º C y está formada por rocas de diferente tamaño. Son silicatos de magnesio y Hierro bajo el mar y silicatos de aluminio, potasio y sodio en la zona continental. También se encuentran presentes en la corteza el azufre y las tierras raras, de gran importancia en los mercados mundiales por sus aplicaciones tecnológicas.
La siguiente capa, el manto, es la más gruesa de la tierra, situada a tan sólo 40 kilómetros de superficie, pero se extiende hasta una profundidad de 2890 kilómetros. Está compuesta por rocas de silicato que son ricas en hierro y magnesio.
El núcleo es la capa más profunda y desconocida. Inaccesible y llena todavía de algunas incógnitas. Se cree que contiene materiales más densos que en las otras capas.
El núcleo interno es sólido y muy denso. El núcleo externo es más líquido y está formado por metales de hierro y níquel fundidos y restos de otros elementos en mucha menor proporción.
Entre el manto y la corteza terrestre hay una capa llamada astenósfera, soportando las placas tectónicas que constituyen la corteza terrestre, fracturada en numerosas zonas.
Estas placas se mueven de forma plástica o dúctil: las partículas más calientes tienden a subir y las más frías a bajar, generándose un movimiento circular en las placas de la corteza.
La fuente de calor que impulsa la tectónica de placas es el calor primordial que queda de la formación del planeta, asi como la desintegración radiactiva de uranio, torio y potasio en la corteza terrestre y el manto.
En la zona de contacto entre la placa oceánica que se hunde y la continental que se levanta se presentan enormes fuerzas de fricción que, cuando se liberan, generan los temblores. Si esta zona de contacto estuviera perfectamente sellada este movimiento entre las dos placas sería más suave y probablemente no se producirían temblores.
Según los investigadores, el núcleo es el principal responsable de que la tierra tenga un campo magnético ya que al circular a diferente velocidad su parte interna y externa… genera un dinamo natural, una especie de escudo protector que se llama magnetosfera y que evita que las partículas que emite el sol, los rayos cósmicos, lleguen a la superficie terrestre. Si no existiera esta protección natural la radiación ultravioleta destruiría la atmósfera y con ella la vida tal y como la conocemos.
Ese campo magnético no es constante, ni en el espacio ni en el tiempo… porque se genera por el movimiento de aleaciones de hierro fundido en el núcleo externo. Y por eso se producen alteraciones en la vida de las plantas y de los animales. Y acabará por desaparecer… tal y como indican los estudios realizados hasta la fecha. Pero podemos estar tranquilos. No ocurrirá antes de 4.500 millones de años.
Mientras tanto, aún nos quedará por ver y padecer los efectos de esas alteraciones puntuales, como la de los volcanes. Estructuras geológicas por las que emerge, desde el interior de la tierra el magma, que a su vez se divide en lava y gases.
Numerosos pueblos han convivido con ellos a lo largo de la historia, con la incertidumbre del riesgo, del despertar inexorable de las entrañas de la tierra… sabiendo que volverá a apaciguarse al cabo de un tiempo… y que la vida alrededor del volcán seguirá existiendo. Solo nos queda unirnos ante la adversidad y transmitir a los afectados que no están solos… frente a las fuerzas de la naturaleza. Y que convivir con el riesgo y generar riqueza exige como contrapartida, la solidaridad del resto de los ciudadanos.