Operación Crossbow

Temática: La guerra en directo

Año: 1965

Director: Michael Anderson

Reparto

Sophia Loren, George Peppard, Trevor Howard, John Mills, Richard Johnson, Tom Courtenay, Jeremy Kemp, Paul Henreid, Anthony Quayle, Lilli Palmer, Barbara Rutting, Sylvia Syms, Patrick Wymark, Helmut Dantine, Richard Todd

Sinopsis

Durante la II Guerra Mundial (1939-1945), a un comando secreto de las fuerzas aliadas le encargan la misión de localizar una fábrica donde ingenieros alemanes están trabajando en la creación de un nuevo y poderoso misil. Uno de los agentes logrará infiltrarse en la factoría.

Química y Sociedad

La Química es una ciencia básica neutral, pero los científicos que trabajan en su campo son humanos, cada uno con su propia ética y valores morales. Todo nuevo avance se enfrenta en su aplicación y uso posterior, a veces con fines indeseados.

Este año tenemos en Ucrania, una nueva guerra importante, donde se exhiben las nuevas tendencias de temporada en el campo de batalla. Se puede ver todos los días desde el sillón de la TV y asistir a las desgracias que conlleva tanta destrucción, muertes heridos y refugiados.

Percibimos la vida propia como el bien más preciado, pero no así la del enemigo. En consecuencia, se evita el combate cuerpo a cuerpo mediante ingenios técnicos de última generación. Cohetes, misiles y drones son la combinación perversa de la física y la química para protagonizar el avance de las ciencias en el campo bélico. Las guerras ya no son exclusivamente en el campo de batalla. Se puede morir también siendo civil y por sorpresa.

Pues bien, estas nuevas formas de guerra no existirían sin la energía propulsora almacenada de los productos químicos que contienen combustibles solidos, líquidos o en forma de baterías suministradoras de corriente eléctrica.

En sus formulaciones y desarrollos siempre están profesionales químicos, optimizando las composiciones moleculares en los laboratorios y dando viabilidad a la investigación aplicada en los campos de prueba militares y civiles.

La bomba V-1 alemana fue el primer misil guiado precursor de los actuales misiles de crucero en el año 1944.

Pero el posterior cohete V-2 si es el verdadero predecesor de toda la  astronáutica moderna. Como misil balístico de combate. El motor era alimentado con oxígeno líquido y alcohol etílico a alta presión mediante una turbo bomba de vapor recalentado. Una vez arrancada comenzaba a inyectar los combustibles, o propergoles, que se encendían por un arco eléctrico.

A partir de aquí desde Alemania en 1944, hasta la reciente Misión Artemisa 1 de la NASA, la química suministra al mundo civil y a los ejércitos los combustibles adecuados para el éxito de las misiones. La investigación ha definido todos los propelentes de cohetes y misiles en estado sólido, liquido, gaseoso o mixto, adaptados a las necesidades del objetivo a cumplir, bien impulsando cohetes espaciales con o sin retorno, capsulas, satélites, o simplemente material explosivo en busca de blancos predeterminados.

Ejemplos de propergoles son por ejemplo el Hidrógeno líquido con Oxígeno líquido como oxidante, la Hidracina con tetróxido de Nitrógeno, el Queroseno con Oxigeno Liquido y también el Peróxido de Hidrógeno.

Como combustibles sólidos tenemos también los metales en forma de polvo como el magnesio, aluminio o zirconio y los oxidantes necesarios como el nitrato amónico y el perclorato de sodio. Mezclados con un aglutinante y envasados en una carcasa. Como propulsantes gaseosos se usan gases como el Xenón cuyos iones son acelerados por un campo electromagnético y expulsados a grandes velocidades.

Entre las V1 y las V2 precursoras de una nueva era, hasta el cohete más potente que existe en el mundo el SLS utilizado por la NASA en el lanzamiento de la nave ORION con destino a la luna este mes de noviembre, todas usan motores de reacción con los combustibles mencionados.

Nos queda una última moda tecnológica de gran utilidad militar y civil. Nos referimos a los Drones que, aunque eran conocidos desde principios del siglo XX, su utilización ha crecido de forma exponencial por el avance de las nuevas tecnologías. Ya se puede hacer casi de todo a distancia y con precisión y existen cientos de modelos para ello.

Según su servicio, los precios oscilan entre los 20 euros para juegos y los 220 millones de dólares para temas más complejos. Sus baterías generalmente de litio y sus reacciones químicas de oxidación reducción, marcan de momento la limitación de su autonomía, tiempo de vuelo, cargas que transportan y una larga lista de equipamientos y condicionantes. Es el futuro, no lo duden, porque además pueden volar en enjambres como los pájaros… actuar con muy poco coste como mensajeros de vida o muerte.