El manantial

Temática: Virus y estilos de vida

Año: 1945

Director: King Vidor

Reparto

Gary Cooper, Patricia Neal, Raymond Massey, Kent Smith, Robert Douglas, Henry Hull, Ray Collins, Moroni Olse, Jerome Cowan

Sinopsis

Howard Roark (Gary Cooper) es un arquitecto vanguardista ávido de romper con todo lo hecho hasta ahora en los terrenos de la arquitectura. Dominique Francon (Patricia Neal) es una columnista del periódico de The Barnner de New York que también ama la individualidad y todo lo que el libere al hombre de la esclavitud de las ideas. Juntos pero “separados” iniciarán una guerra contra el mundo de lo convencional

Química y Sociedad

Vean estos niños, están en clase en 1932 en París, y también estos por la misma época en Birmingham , Ámsterdam y Berlín

Se han fijado en los edificios, todos tienen ventanas enormes o directamente muros abatibles son las conocidas como escuelas al aire también llamadas en la época escuelas antituberculosos. Instituciones especialmente diseñadas para prevenir y combatir una pandemia que venía asolando muchas grandes ciudades durante el siglo XIX y principios del XX y en las que como en París llegó a ser la causa de la muerte de la mitad de los jóvenes fallecidos en todo el siglo XIX, y es que durante décadas tras el descubrimiento del bacilo de la enfermedad por Robert Koch lo único que se supo es que la bacteria era infecciosa, que sobrevivía en los lugares más oscuros y polvorientos y que el sol y el aire limpio y el reposo mejoraban a los pacientes. Por eso todos los grandes arquitectos y diseñadores de la época se lanzaron a diseñar hospitales con ventanas más grandes sanatorios con enormes terrazas viviendas elevadas para huir de los gérmenes y muebles aerodinámicos donde el polvo no se pudiera esconder y así nació la arquitectura modernista y gran ejemplo de cómo las pandemias han dibujado desde siempre la forma de nuestras ciudades.

La tuberculosis fue la gran obsesión entre finales del siglo XIX y principios del XX, porque costó mucho encontrar la causa de la enfermedad. Era una de esas enfermedades desconocidas que se propagó por toda Europa desde finales del siglo XVIII y en torno a la que se construyó la teoría de la transmisión por culpa del aire sucio que había en las ciudades. La teoría predominante era la miasma, la creencia medieval de que la enfermedad se propagaba por el contacto con ese aire malo, así que, la única recomendación para la mayoría de casos era salir a la montaña y tratarse al aire limpio y así fue hasta 1882 cuando Robert Koch identificó el bacilo causante de la enfermedad y se descubrió que era contagiosa y que era capaz de acumularse en las zonas de polvo. Entonces el foco pasó a las casas, eran las casas las que estaban enfermas, los primeros protocolos recomendaban a los pacientes que al llegar a casa se eliminaran las alfombras, las cortinas, se encalaban las paredes, se abrieran las ventanas y se eliminara todo lo que acumulara el polvo, con la idea central del saneamiento de los espacios para combatir la enfermedad, los arquitectos modernos empezaron a hacer edificios blancos con grandes ventanales, con terrazas para tomar el sol, para hacer ejercicio.

Vemos la ciudad desde muchos puntos de vista pero una de las cosas que se tiende a olvidar es que las ciudades realmente están hechas de capas y capas de respuestas precisamente a a epidemias, a amenazas de enfermedades de todo tipo. Y lo que es muy interesante es que estos arquitectos como Le Corbusier como Gropius como Neutra, como todos ellos, constantemente hacen referencia a la tuberculosis, no es que digan es que nos gusta más,  no no están diciendo no, la arquitectura del siglo XIX, es como un viejo sofá lleno de tuberculosis o hay que levantar las casas del suelo con pilotes porque en el suelo húmedo es donde nace la enfermedad.

Los modernistas querían crear ambientes curativos, limpios, física y simbólicamente de enfermedades y de contaminación. El sanatorio Paio del finlandés Alvar Aalto,se convertiría en el gran referente de las construcciones hospitalarias, con sus edificios repletos de ventanales y terrazas, mientras Le Corbusier, diseñaba la ultra moderna villa Saboya, pintada de blanco clínico con habitaciones suspendidas con pilotes sobre la tierra para huir de los gérmenes de debajo y dentro de las casas los muebles fueron los siguientes en sufrir las reforma sanitaria, el polvo alojado en elementos decorativos era un enemigo de legión los diseños minimalistas reemplazaron la madera tallada y la tapicería, utilizaron materiales ligeros y lavables en formas aerodinámicas, más fácil de mover para limpiar el polvo y los insectos en los escondites de la oscuridad. Pero si la tuberculosis provocó cambios sustanciales en el diseño de vivienda y edificios, la otra gran pandemia del siglo XIX, el cólera se tradujo en los grandes cambios urbanos y de planificación de las ciudades, y es que, como ocurría con la tuberculosis durante siglos no se creyó en que el cólera se transmitiera sino que estaba en el aire cuando finalmente fue descubierto en Londres que la causa de la epidemia de cólera era un pozo infectado en el centro de Soho, llegarían una serie de reformas legislativas y de infraestructura sanitarias que no solo tendrían lugar en Londres o en París sino en las grandes ciudades del siglo XIX.

Incluso cuando Le Corbusier en términos de la ciudad propone cortar el centro de París y  extraerlo en una especie de  operación quirúrgica habla de este histórico, París histórico el París tubercular, y cuando Le Corbusier llega a Barcelona y también propone un plan de  saneamiento y se llamaban así de saneamiento del centro de Barcelona y también es así o sea él propone mantener las calles más importantes del casco histórico y realmente limpiar detrás y eliminar todos esto, estas densidad urbana donde se transmitió la tuberculosis.

Con los años y el avance de la ciencia médica, llegaron versiones más avanzadas de antibióticos y antivirales y el uso de la arquitectura para tratar las enfermedades infecciosas disminuyó. Pero hoy con la pandemia del covid-19, el mundo ha vuelto a sentirse tuberculoso en cierto modo, los hospitales no estaban pensados para soportar la enorme avalancha de enfermos, ni diseñados para tratar enfermedades de tan alto contagio, a la población se le ha pedido que cambie de ambiente, se le ha pedido que se quede dentro en sus casas y ha trasladado la oficina al hogar, que no estaba preparada para ello y con la llegada  de la nueva normalidad y el distanciamiento social, todos los espacios públicos se tienen que adaptar para ser más preventivos e higiénicos.

Sin vacuna la arquitectura y el urbanismo vuelven a tomar el protagonismo en la lucha contra una pandemia.

Cuánto cambiará de una forma permanente depende también de cuánto tarde esta situación si nos liberamos de esto pronto pues seguramente no tendrá tanta repercusión si realmente dura más entonces sí que nos habrá impactado de una manera importante.