Arroz amargo

Temática: Alimentación

Año: 1949

Director: Giuseppe De Santis

Reparto

Silvana Mangano, Vittorio Gassman, Doris Dowling, Raf Vallone, Checco Rissone, Adriana Sivieri, Lia Corelli, Maria Grazia Francia, Dedi Ristori, Anna Maestri.

Sinopsis

Perseguida por la policía, la cómplice de un ladrón se une a un grupo de jornaleras que se dirigen a las plantaciones de arroz del valle del Po. Una vez allí, se reúne con ella su amante que proyecta apoderarse, con la ayuda de unos amigos, de la cosecha.

 

Química y Sociedad

La población mundial aumenta cada día en 245.000 personas y todas ellas precisan alimentos. La química proporciona los gases criogénicos para transportar y almacenar los alimentos preservando sus propiedades y alargando así su vida.

El uso de aditivos y conservantes, permite que las cualidades nutritivas de esos alimentos se mantengan intactas y no se estropeen ni se pudran. La química también ha creado materiales de alta tecnología para recubrir los envases que protegen de agentes externos a dichos alimentos.

No hay que olvidar que sin los productos químicos que protegen a los animales de enfermedades y parásitos, se perderían un 50 por ciento del ganado bovino, u 35 por ciento del porcino y un 22 por ciento del ovino.

Y qué decir de los productos que protegen los cultivos de plagas y agentes nocivos. Un campo tratado con productos químicos puede generar hasta diez veces

más alimentos que uno donde no se empleen. Los fertilizantes o abonos permiten… la multiplicación de las cosechas.

Pero ¿Qué es un fertilizante? Es una substancia orgánica o inorgánica que contiene nutrientes en formas asilllilables por las plantas. Estas no necesitan vitaminas ni aminoácidos como los humanos, sólo exigen una docena de elementos químicos que puedan absorber. Los abonos abastecen y suministran los elementos químicos al suelo o al follaje para que la planta los absorba. Son, por tanto, un aporte artificial de nutrientes. El nitrógeno, el fósforo, y el potasio están dentro del grupo de loSsnutrientes primarios.

Entre los secundarios está el calcio, el azufre y el magnesio. Por último, están los oligo                                                                                                                                                                                                                      nutrientes como el hierro, el manganeso, el sodio, o el zinc entre otros.

Si hablamos de cosechas y abonos también hay que hablar de los pesticidas, aquellas sustancias dirigidas a destruir, prevenir, repeler o mitigar alguna plaga. Pueden tratarse de un agente biológico como un virus o una bacteria, un antimicrobiano, o un desinfectante.

En el primer caso, los pesticidas actúan inactivando irreversiblemente la acetilcolinesterasa, esencial para el sistema nervioso en humanos, insectos y otros animales. El problema es que se degradan con rapidez cuando se exponen a la luz y el aire. Otros pesticidas aguantan más, pero tienen una mayor toxicidad para los agricultores cuando lo aplican.

Cuando se aplican pesticidas para proteger las plantas de las plagas, las enfermedades o las malas hierbas, se habla de productos fitosanitarios.

Las toneladas de pesticidas utilizadas en el mundo son enormes, si bien es cierto que la cantidad aplicada es menos que hace algunas décadas, al usarse compuestos activos más efectivos. Los compuestos comerciales están en constante evolución para evitar que insectos, hongos o vegetales se hagan resistentes. Hay más de 100.000 pesticidas autorizados para su venta e indicaciones estrictas sobre su uso y dosis en cada cultivo. Los más usados son los herbicidas, pero también están los funguicidas, los insecticidas, los acaricidas y los nematicidas.

 

La aplicación de todos ellos tiene un coste relativamente bajo, teniendo en cuenta sus beneficios, son fáciles d aplicar y su acción es rápida. Las desventajas de su uso son que, en ocasiones, si no son selectivos, resultan tóxicos para otros organismos y especies inofensivas. Otra importante amenaza es el tratamiento de los restos y residuos de algunos pesticidas.

Además del control químico y biológico, en los últimos años se investiga el control de plagas por métodos biotecnológicos sorprendentes. Consiste en manipular la planta genéticamente para que ella misma produzca sustancias que la hagan poco atractiva o incluso tóxica para los insectos.

En este mismo sentido podemos hacer una mención especial sobre los transgénicos ya que los avances en ingeniería genética también han llegado al campo de la alimentación. Ya se comercializan vegetales modificados genéticamente con propiedades especiales gracias a la potencia y precisión de las herramientas utilizadas.

Aspectos como la resistencia al frío o la salinidad son algo más complejos de abordar, ya que no dependen de un solo gen sino de varios.

Sus perspectivas de futuro, en el aspecto científico, son muy prometedoras y también en el comercial, con la llamada agricultura ecológica, cada vez más demandada y que todos los transgénicos han sido objeto de amplios estudios antes de su autorización. La seguridad para el consumidor está garantizada.

Los fertilizantes, los transgénicos, los pesticidas… contribuyen todos ellos a garantizar los cultivos en todo el mundo, algo de vital importancia a la hora de hablar del hambre en el mundo y con ello nuestra supervivencia en la tierra. Los más importantes para abastecer el planeta son los de trigo, arroz, maíz,sorgo, soja, patata, plátanos y caña de azúcar. Según la Fao en el 2050 la población mundial necesitará un 70 por ciento más de alimentos, algo que se podrá conseguir con ayuda de la ciencia y la tecnología.

Podemos hablar del arroz, el segundo cereal más producidos del mundo por detrás del maíz y quizás el más importante en la alimentación humana. Se cultiva desde hace más de 7.000 años. Existen cerca de diez mil variedades, todas ellas integradas dentro de dos especies; la índica y la japónica. La mayoría de ellos se pulen previamente para liberarlos de la cubierta que los protege, y que se convierte en salvado, eliminando así aceites y enzimas. El resultado es un grano que se mantiene estable durante meses.

Los arroces se pueden clasificar atendiendo a su forma, su color y aroma, o su tratamiento industrial. Pero lo que todos tienen en común es su contenido en almidón, que cohexiona los granos y le da sabor, y en amilopectina. Proporciona más contenido calórico y proteínas que el trigo y el maíz, de ahí que la expansión de sus cultivos esté relacionada con el crecimiento de la población. Es un alimento pues rico en hidratos de carbono que proporcionan al cuerpo humano un suministro constante de energía. Algo crucial para países con carencias alimentarias y bajas esperanzas de vida.

El panorama de la agricultura, con los avances científicos es  esperanzador. Se podría afirmar, que el mundo en su conjunto tiene hoy potencial de producción suficiente para satisfacer la demanda. La incógnita de la ecuación es hacer que esa producción llegue a todos, y para ello es necesario fomentar la producción local e incrementar la seguridad alimentaria en países no desarrollados. Acabar con el hambre en el mundo es esencial para el disfrute de otros derechos como la salud, la educación y el trabajo. La ONU prevé que en 2050 la población mundial llegará a los 9.300 millones de personas. Y El número de personas desnutridas se podrá reducir con mayor rapidez dando una mayor prioridad a la agricultura.

Pero no podemos pecar de ingenuos, ya que las desigualdades entre los países también vienen marcadas por factores políticos, culturales, religiosos en mayor o menor medida que aceleran o ralentizan el desarrollo de los mismos. No obstante, nos podemos aferrar a la idea de que un mundo más justo, sostenible y bien alimentado estará cada día más cerca mientras no cesen los avances científicos en todos los campos que abarca el ser humano.